El fin del espíritu de Vistalegre,
¿el final de Zapatero?
El PSOE nacido del XXV Congreso del año 2000 hizo de Vistalegre todo un icono político. Fue en octubre de 2002, coincidiendo con el 20 aniversario de la abrumadora victoria del PSOE en 1982, cuando José Blanco se atrevió a llenar la plaza de toros de Vistalegre con 20.000 personas, con una espectacular e innovadora puesta en escena.
Allí Zapatero, con su ya famoso "gracias Felipe", se hizo definitivamente con las riendas del partido, sin el tutelaje del ex presidente del Gobierno, y empezaron a subir espectacularmente las expectativas electorales del PSOE. Baste decir que siete meses después los socialistas ganaron por primera vez en 10 años unas elecciones de ámbito nacional, como fueron las municipales de 2003.
Nació lo que se dio en llamar el 'espíritu de Vistalegre', y la plaza de toros se convirtió en el referente del 'zapaterismo', en el motor de arranque de cada cita electoral, donde los socialistas cargaban las pilas. Se llegó a comparar con los míticos mítines del Palau de Barcelona, y se acuñó aquella frase de que si el PSOE llenaba Vistalegre, era síntoma seguro de que ganaban las elecciones.
La decisión adoptada ayer por la dirección federal, o directamente por José Blanco, de cancelar el mitin de Zapatero en Vistalegre previsto para el 3 de abril es todo un síntoma de la situación por la que pasa el PSOE y las explicaciones dadas hasta ahora son poco convincentes. Ni la situación económica del partido, ni la reprogramación de la campaña, ni la idea de querer centrar los comicios sólo en el ámbito municipal y autonómico son explicaciones convincentes.
Un Comité Federal clave
Puede que el PSOE sepa que no tiene fuerzas para llenar Vistalegre –por muchos tópicos que haya con lo del autobús y el bocadillo, no es fácil mover a la gente cuando los ánimos están muy bajos-, puede que los barones se hayan opuesto al acto y haya tenido que ceder la dirección federal; puede que sea una decisión estratégica, aunque sea difícil de entender.
Pero todo apunta a que la razón final se esconde en José Luis Rodríguez Zapatero. Sea el 26 de marzo, o el 2 de abril, habrá un Comité Federal donde ya parece difícil que el líder del PSOE no desvele su futuro o que, como poco, no haya una exigencia unánime de los barones para que lo haga.
Si la decisión que toma es de no presentarse, en pura lógica, no tenía sentido un Vistalegre. Ahí puede estar la clave: el fin del espíritu de Vistalegre sólo apunta al final de Zapatero.
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